Soy un convencido del profundo poder transformador que tiene el diseño sobre los procesos sociales. Entonces, cuando leo sobre experiencias como las de Producción Ciruja, no puedo más que alegrarme de que otros entiendan esta tarea de una manera similar. De cualquier modo, hablar de protagonistas y actores pasivos resulta contradictorio en proyectos como éste, donde participan en un plano de igualdad diseñadores industriales, empresarios, arquitectos, voluntarios y los propios sujetos del cambio: los recolectores de residuos o "cartoneros" (como los llamamos acá en Argentina). En adelante voy a llamarlos recuperadores urbanos.
La noticia remite a dos artículos publicados el 15 y el 17 de junio, en los matutinos Página/12 (Materiales Inesperados) y La Nación (Cartoneros que con los desechos producen objetos de diseño). En ellos se da cuenta del origen de este proyecto piloto que busca alternativas a una actividad que, situación económica mediante, se ha hecho cada vez más común en nuestras capitales latinoamericanas: la gente que recoje residuos, luego separa y vende por peso metales, vidrio, cartones... Decía entonces que Producción Ciruja, es la conjunción de la Cooperativa de recuperadores El Ceibo, con tres diseñadoras industriales (Ángeles Estrada Vigil, Victoria Díaz y Natalia Hojman) y dos arquitectas (Mercedes Fassia y Graciela Novoa). La actividad que la cooperativa lleva adelante en 100 manzanas del barrio de Palermo es básicamente concientizar a un grupo de vecinos sobre la importancia de separar en origen los residuos sólidos como plástico, cartón, tela y vidrio. Los materiales recolectados son utilizados, con la intervención de las diseñadoras industriales, para la producción de objetos de uso, y artículos de valor.
La idea principal del proyecto socioambiental de El Ceibo no es sólo la de recuperar residuos, sino y fundamentalmente, la de recuperar gente [...] (Cristina Lescano, Página/12, 17/06/06)
Y el "valor", justamente, de este proceso no está en los objetos resultantes o en su valor monetario... sino fundamentalmente en el valor social que representa la reinserción laboral de mucha gente; y en el valor ambiental derivado del reaprovechamiento de materiales, y que a su vez contribuirá a economizar recursos naturales y a disminuir la contaminación.
Por ahora es un prototipo a escala, pero también es un comienzo...
Para mí trabajar armando una silla, por ejemplo, es como una terapia. Y que me perdonen los psicólogos, porque así lo siento. Cuando trabajo acá me desconecto de todo [...] (Susana Rodríguez, Recuperadora, La Nación, 15/06/06)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario