A muchos colegas les encanta diseñar postales. Coincido en que es un formato interesante que permite el uso de una proporción similar -o igual- a la del afiche; que resulta de económica producción, que guarda cierta similitud con la portada del libro pocket, que se puede entregar personalmente, enviar por correo... y acá es donde llegamos al origen de la postal; hablamos de un uso que excede al de la foto paisajística, como souvenir turístico -se entiende-. En ese sentido recomiendo la navegación de la muy interesante colección de postales de Japón, que ofrece en su web el Museo de Bellas Artes de Boston (Museum of Fine Arts, Boston). Hay una visita interactiva y una clasificación minuciosa por temas como: postal de artista, Art Nouveau, publicidad, humor, mujer, teatro, etc.
Sólo para fanáticos de la impresión: la introducción de la litografía en Japón a principios del S.XX vino de la mano de la Guerra Ruso-Japonesa; así es: el gobierno nipón lo usó como un efectivo medio de propaganda que, posteriormente, fue adoptado eufóricamente por los artistas locales que venían de la tradición xilográfica y encontraron en la nueva tecnología posibilidades que la madera no daba. Los primeros trabajos son una delicadeza en el uso del color y hay hasta tintas con pigmentos metalizados (algo se puede apreciar si usan el máximo nivel de zoom).
Visto en Neatorama.
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