Cada vez que miramos, lo hacemos a través de los ojos de nuestra cultura.
Recordaba cuando el año pasado El Burlador publicó su "polémico" post... sobre la polémica campaña de No-l-ita con su foto de una chica anoréxica, por Oliverio Toscani. Me parecieron muy ricas las opiniones que surgieron, así que omití hacer el comentario posterior respecto a la semejanza entre la posición del cuerpo de la modelo y la pose de una de las figuras centrales de Creación de Adán, de Miguel Ángel (en la Capilla Sixtina).
Hace poco, cuando vi la foto ganadora de World Press Photo Awards de este año y reparé en el gesto del personaje, volví a sentir algo parecido. No pude evitar la remisión a la obra El Grito, de Edvard Munch.
Iba caminando con dos amigos por el paseo, el sol se ponía - el cielo se volvió de pronto rojo - yo me paré - cansado me apoyé en una baranda - sobre la ciudad y el fiordo oscuro azul no veía sino sangre y lenguas de fuego - mis amigos continuaban su marcha y yo seguía detenido en el mismo lugar temblando de miedo - y sentía que un alarido infinito penetraba toda la naturaleza [Edvard Munch] fuente: Ulrich Bischoff. Munch...,cit.
Hetherington nos quiere hablar del horror... del horror de la guerra, al igual que lo hizo Munch más de un siglo antes (1893) en otro contexto y con una situación socio política diferente. Ambos personajes están solos, están parados en el filo de la locura. Hetherington no lo hace premeditadamente, pero cuando ve a ese soldado del gesto desencajado llevarse la mano a la cara, algo le dice: -Ahora- y acciona el obturador.
La cultura le ha dicho al fotógrafo que ese gesto tenía un contenido simbólico que iba en el sentido de lo que él quería comunicar. Y es más... nos dice a nosotros cómo debemos leer la fotografía.
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