El término jammer proviene de las comunicaciones radiales y se aplica a un dispositivo que provoca interferencia para evitar que se trasmita una señal. La traslación a la comunicación humana es cuando menos odiosa (la señalética aunque se presuponga unívoca, nada tiene que ver con una señal codificada). El arte urbano comenzó a llamar jammers a los activistas (antiglobalización, anticonsumo, etc.) que intencionadamente alteraban publicidades y señales para generar otro sentido (o un contrasentido, si se quiere). En el límite con el arte, mucho intervencionismo actual presenta un carácter más lúdico que manifiestamente ideológico, pero... no se equivoquen :)
Visto en Boingboing.
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