La historia de Ramachandraiah, además de interesante, habla de un profundo amor por el oficio de imprimir afiches de cine, aunque sea en baja resolución, aunque sea haciendo los originales a mano con recursos "cero", aunque sea siendo él mismo el que los pega, al costado de las rutas...
Y, por supuesto, a nosotros diseñadores nos parece una genialidad la reinterpretación sincrética de los "hijos más amados" de los efectos especiales de Hollywood, por una cultura en donde el cine es definitivamente otra cosa. Véanlo, pues.
Visto en Boing Boing.
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