Supongo que ya lo he dicho algunas veces: por suerte el género centenario de los sellos postales
no deja de evolucionar en materia de diseño gráfico. A los distintos formatos bidimensionales, escalas y tecnologías de impresión, se sumaron hace algunos años distintas experiencias que abrieron el juego a los otros sentidos:
el tacto, el olfato y el gusto.
Alguna vez, en El Burlador, hablé de
propuestas experimentales y también de
proyectos como el de Toby Ng Kwong To, donde el diseñador trabajó con gomas de pegar (en el reveso de la estampilla) de
distintas variedades de chocolate. Hoy quisiera agregar algunos ejemplos más que operan en el mismo sentido. El primero,
con sabor a helado, involucra a la empresa
Häagen-Dazs, al estudio alemán
TBWA y a la oficina de correo de Austria. El desarrollo incluyó diez sabores de helados, como
crema y galletas, nueces de macadamia y cheesecake de frutillas. El segundo caso es del correo australiano, con motivo del día de los enamorados y comprende el
aroma a rosas (apreciable luego de raspar y oler las ilustraciones). India hizo en diciembre de 2006 una emisión,
perfumada con madera de sándalo. Creo, de cualquier modo, que las palmas se las lleva la edición china de 2007, con motivo del Año del Cerdo y que
comprende olor y sabor a cerdo agridulce (¡!). Mmmmmmmm...