[...] el proyecto «tiene un componente lúdico muy importante» y «es una ´desacademización' de lo académico, como un vandalismo suave que conserva todo el rigor en el fondo. Gusta a grafiteros y a editores y lingüistas. Además, tiene un punto de activismo que nos hace sentir como ciudadanos que nuestra voz sí puede oírse» [pablo zulaica parra, fuente: elcastellano.org]
No se a ustedes, pero me deja un mal sabor en la boca cada vez que veo una gigantografía -en la que evidentemente se han invertido muchos recursos- con un error ortográfico. Algo parecido le debe haber ocurrido a Pablo Zulaica Parra, en México; a Lorena Flores Agüero, en Perú; a Rodrigo Maidana en Argentina; o a tantas otras personas que integran hoy la movida Acentos perdidos.
Las mayúsculas, por ejemplo, son candidatas usuales a la ausencia de tilde, y por argumentos históricos, como que las máquinas de escribir no permitían su acentuación y que a los impresores se les salían los tipos de la tilde de los rótulos, se asentó la falsa norma de que las mayúsculas no llevan acento gráfico.[fuente: elcastellano.org]
El modus operandi de estos intervencionistas es simple: llevan acentos impresos para pegar sobre las palabras incorrectamente escritas. Cada intervención contiene además, la regla ortográfica que la justifica. En Perú se ha implementado una modalidad de acción conjunta llamada El tildetón (¡qué tal! ...y hasta tiene nombre de mambo) :-]
Visto en El castellano.