Como conté en un post anterior, Buenos Aires será Capital Mundial del Libro designada por UNESCO en 2011. Ayer leía en una nota del diario La Razón que la industria editorial había crecido "un 43% en los últimos años"; Un dato que se revierte leyendo la misma noticia, pues el crecimiento se dio entre 2003 y 2007, estancándose a partir de 2008 con la gestión del actual gobierno porteño.
El mérito de que Buenos Aires sea considerada hoy como una capital mundial del libro no se la debemos seguramente al apoyo oficial que se da actualmente a esta industria. Más bien habría que buscar las razones en la tradición literaria y editorial y en la "obstinación", el coraje y la pasión que tiene los pequeños editores, los escritores y los diseñadores por no dejar de producir y por buscarle salidas creativas y novedosas a la publicación de libros.
Confío -desde mi modesto lugar- en que el gobierno de Buenos Aires invertirá recursos y esfuerzos para promover a la actividad, de cara al 2011. Pero si no lo hace, creo el reconocimiento que implica esta designación nos lo ganamos todos los que trabajamos en esto; Y salir a generar actividades de forma independiente, después de todo, es ya parte de la esencia del ser editorial porteño.
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