Verdad es que el momento del primer contacto con un potencial cliente puede ser decisivo; en una segunda instancia entran a tallar otras cuestiones como la memorabilidad y la funcionalidad de la pieza en sí: ¿Tiene la información necesaria para generar el contacto? ¿tiene la suficiente? ¿es demasiada...?
Estas y probablemente otras preguntas pasan por la cabeza del diseñador a la hora de plantear una tarjeta personal. Contornos innovadores, calados, lacas sectorizadas, pliegues y materialidades representan el arsenal de recursos con que uno cuenta para generar comunicación efectiva o simplemente "quemar pirotecnia" gráfica. Aquí algunos interesantes ejemplos que navegan entre ambas aguas con mayor o menor suerte.
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