Cuando vi las -como siempre- bellas fotos de
The Big Picture ya había ocurrido
el asesinato de Bin Laden a manos de los Estados Unidos. Y, más allá de lo que pudiera representar este hecho en los estamentos de la política internacional, me había llenado de consternación la situación del presidente Obama saliendo, en cadena nacional, a dar la noticia... como quien saluda a su pueblo por una festividad o explica una reducción en el presupuesto. A ver:
un líder político cuenta que acaba de matar a otro líder político; y ni que hablar de la hipocresía de los asesores
mirando la transmisión en vivo de todo el operativo militar.
¿Cómo se llega a esta situación de deshumanización donde el "otro" es visto como una entidad del mal, una cosa, en el mejor de los casos un insecto molesto al que hay que eliminar?
Entiéndanme, No es por Bin Laden... es por el pueblo afgano; y digo afgano como podría decir libio, iraquí, iraní... Pero volvamos a las fotos. Las primeras me trasmitieron emoción, ternura. A medida que fui bajando me encontré con tanques, soldados y explosiones. Aún las pretendidamente "cálidas" (un poblador entregándole una flor a una soldado norteamericana...) se me antojaron rayanas en la impostación.
Entonces pensé de nuevo en Obama... y pensé que probablemente los lectores de The Big Picture
no vean una paradoja en mostrar a los oprimidos, junto a los opresores y pretender que los unos son felices junto a los otros. Las fotos son muy buenas.
No dejen de mirarlas.